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Consejeros de Empresa: La retribución de la Familia en la Empresa Familiar

by Ignacio Pare in Ejecutivos a su medida

He aquí el problema oculto de la empresa familiar: ni se habla ni se quiere hablar, pero levanta ampollas, sobre todo cuando aparece al cabo de los años con derechos adquiridos a los que no se quiere renunciar. Nada peor que no hablar abierta y objetivamente de los problemas y éste, la retribuir de la familia en la empresa familiar, puede dinamitar la familia y perjudicar económicamente la empresa de forma innecesaria. Y sorprendentemente, aun sabiéndose, se deja de lado por miedo a empeorar las cosas, inacción que aún las empeora más. Entrar a trabajar en la empresa familiar o de la familia del cónyuge/pareja puede ser un regalo envenenado. Los deseos, las ganas y la ilusión de incorporar a la siguiente generación hacen que una de las primeras decisiones se haga con el corazón más que con la cabeza convirtiendo una decisión profesional en emocional. Puntos a tener en cuenta al considerar la remuneración de la familia en la Empresa Familiar (siempre que partamos de que los que trabajan deban trabajar):

  • Primera error: no querer diferenciar el rol de gestión /responsabilidad en la empresa del de la condición de accionista / propietario (actual o futuro).

Debe quedar claro desde un inicio, que cada uno/a cobrará en base a su trabajo y responsabilidad y, si todo va bien, la retribución de dividendos o participaciones familiares permitirá ganar más.

  • Cobrar más de lo que corresponde: un sueldo fijo que no esté en línea con la responsabilidad asumida lleva a confundir a la empresa como fuente gratuita para el abastecimiento individual en lugar de como entidad que debe generar beneficios que permitan la distribución de dividendos

Si todo va bien, puede que pase desapercibido, pero si las cosas se tuercen se entra en una espiral de problemas.

  • Trabajar en la empresa familiar debe tomarse como una responsabilidad que comporta obligaciones, NUNCA como una fuente de derechos.

No todos son iguales ni deben cobrar lo mismo si sus responsabilidades son diferentes.

Crea tensiones familiares iniciales si no se explica bien, pero la realidad es tozuda, y lo que es “justo” y obvio, si se hace bien y de forma organizada da buenos resultados.

  • Situación inversaretribuir poco y por debajo de las responsabilidades bajo el hipotético supuesto de que en el futuro la empresa será de esa nueva generación.

¿quién dice que eso vaya a ser así? ¿Qué garantías hay? ¿Dentro de cuántos años ocurrirá? ¿Y si no ocurre por diferentes circunstancias?.

Es una situación que crea tensiones, nervios y un “sabor a injusticia” en aquellos que precisamente han de hacer que la empresa gane dinero. ¿Es eso lo que queremos?

¿Y si se cansan y un día abandonan la empresa puesto que poco tienen que perder? Lo de tener la cosas atadas y bien atadas, más bien será una fuente de disgustos y problemas.

  • Qué hacer con los sobrevenidos, es decir las parejas y cónyuges de los familiares de sangre, en especial si el familiar de sangre no trabaja en la empresa.

Un punto más para retribuir siempre por el trabajo y responsabilidad de cada uno y no por el vínculo familiar.

  • Si la remuneración no está vinculada a las responsabilidades reales sólo porque es un derecho, ¿qué ocurre si hay familiares que no trabajan en la empresa?
¿Qué hacer cuando el problema ya se ha creado? En el momento en que se detecte o sea evidente una situación en que la retribución pagada no está alineada con la responsabilidad hay que hacer frente a la situación. Si se producen en un momento en que todo va bien, es relativamente fácil. Si se produce en un momento de tensiones empresariales o familiares debe también ponerse orden a la situación. Hay diferentes maneras y alternativas para hacerlo y solucionarlo, de forma ordenada y lo menos traumático posible, dependiendo de cada caso. No hay que olvidar que nos encontramos con dos instituciones íntimamente ligadas: la Empresa y la Familia. Suele ocurrir que para buscar una solución se quiera elegir entre una de las dos: Familia o Empresa. Incluso pueden haber opiniones diferentes entre miembros de la misma familia. Pero de nuevo, no puede optarse por una o la otra porque en ese momento, aunque pueda prevalecer una, ya esté todo demasiado entremezclado y la solución pasa por un combinado entre las dos. En estas circunstancias incluir la figura de un Consejero Externo es muy útil porque:
  • Ayuda a buscar la decisión adecuada en función de las características de la empresa y la familia.
  • Aporta un criterio independiente no emocional en el proceso, entendiendo la dinámica de la familia y el peso específico de ésta.
  • Ayuda a distinguir entre Propiedad y Gestión, profesionalizando el proceso.
  • Genera un equilibrio de poder entre los miembros que da tranquilidad y transparencia a la familia.
Links interesantes: Consejeros de Empresa: Perfil idóneo de un buen Consejo de Administración Consejeros de Empresa: Consejero externo en empresa de varios socios Consejeros de Empresa: Situaciones en las que es especialmente interesante la figura del Consejero Externo Consejeros de Empresa: El Consejero Externo también hace ganar dinero a la Mediana Empresa, y yo no lo sabía… Consejeros de Empresa: Funciones del Consejero Externo en Empresa Familiar Consejeros de Empresa: Infografía Consejeros de Empresa NTC

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Consejeros de Empresa: Consejero externo en empresa de varios socios

by Ignacio Pare in Ejecutivos a su medida

Este es el 5º blog del tema “Consejeros de Empresa” que el equipo de NTC estamos realizando para mejorar la administración y el gobierno de la empresa aportando valor para el accionista. Paradójicamente, cuando nos encontramos frente a una empresa de varios socios, pocas veces se considera que ésta es en realidad una forma diferente de empresa familiar desde el punto de vista que las medidas básicas recomendables de aplicación en el GOBIERNO, incluso en la GESTIÓN, en las empresas familiares debieran aplicarse también a las empresa de varios socios. Veamos pues unos ejemplos de empresas de socios y un problema típico que se da y está relacionado con el “poder” y la toma de decisiones estratégicas, que pueden lastrar la empresa: Partiendo de la base de que una compañía de varios socios puede ir tanto desde 2 socios hasta multitud de ellos, un ejemplo ilustrativo, es imaginar el inicio de muchos negocios: una empresa fundada por tres socios, en la que uno es experto en los aspectos técnicos y de producción, otro es el que tiene los contactos comerciales, y un tercero es el capitalista que cree en el negocio y tiene capital para invertir, pero no quiere dedicarse en la gestión de la sociedad. En principio, se podría decir que en caso de diferencia de opinión en una decisión fundamental y estratégica, se hace lo que decide la mayoría. Pero ¿qué ocurre si el “perdedor” es el experto en producción?, ¿y si lo es el comercial?, ¿y si por el contrario, lo es el capitalista que decide que a partir de entonces no aporta, financia o garantiza la financiación necesaria para la marcha del negocio? Una compañía de varios socios es también aquélla en la que esos socios son los descendientes, total o parcialmente, de los socios fundadores y por lo tanto la buena conexión y forma de hacer que habían entre los primeros ya no existe entre los descendientes. Y la situación se complica cuando los descendientes de alguno de ellos, están al frente de la gestión y asumen las mismas “prebendas” que tenía su antecesor, sin haberlas refrendado abiertamente con el resto de los socios. Una compañía con varios socios y las participaciones repartidas de tal forma que en caso de falta de unanimidad, unos se agrupan en mayoría y otros en minoría. Puede incluso que unos estén en la gestión y otros no. ¿Cómo se toman las decisiones entonces? Puede incluso, que no haya divergencia abierta de opinión, pero los que son minoría, o no están en la gestión, “acepten” las decisiones de la mayoría para no discutir pero en una incomodidad no expresada abiertamente que puede, en un momento dado, convertirse en un polvorín. Todos estos son casos en los que la participación de un Consejero Externo a la sociedad, independiente y no vinculado a ninguno de los socios, y por tanto que no es previamente conocido por ninguna de las partes, es de gran ayuda. Aporta:

  • Neutralidad de criterio.
  • Objetividad en el análisis de las situaciones y en la toma de decisiones.
  • Genera equilibrio de poder.
  • Da confianza al minoritario, no lo defiende, sino que le da confianza de que las decisiones que se toman son profesionales y no defensivas de los mayoritarios.
  • Concienciar que la empresa está para gana dinero y repartir dividendos de forma coherente con la marcha y futuro de la empresa y los intereses de los accionistas que tienen una inversión en la empresa de la que esperan un rendimiento económico.
Links interesantes: Consejeros de Empresa. Situaciones en las que es especialmente interesante la figura del Consejero Externo Consejeros de Empresa. El Consejero Externo también hace ganar dinero a la Mediana Empresa, y yo no lo sabía… Consejeros de Empresa: Funciones del Consejero Externo en Empresa Familiar Consejeros de Empresa: Infografía Consejeros de Empresa NTC

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Consejeros de Empresa: Funciones del Consejero Externo en Empresa Familiar

by Ignacio Pare in Ejecutivos a su medida

Este es el 2º blog del tema “Consejeros de Empresa” que el equipo de NTC estamos realizando para mejorar la administración y el gobierno de la empresa aportando valor para el accionista. Muchas Empresas Familiares se resisten a introducir un Consejero Externo ya que inicialmente se percibe como un “elemento foráneo”, innecesario y que no entiende ni conoce ese negocio “tan especial y diferente a todos los demás”. Un Consejero Externo aporta muchas ventajas y beneficios a la Empresa Familiar ...  

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Acelerando el Crecimiento: Estrategia Corporativa

by Ignacio Pare in Dirección y Estrategia

Este es el 2º blog del tema “Acelerando el Crecimiento” que el equipo de NTC estamos realizando desde diferentes perspectivas sobre cómo conseguir el crecimiento de la cifra de negocio, resultados y valor de compañía. Cuando en una empresa se habla de crecimiento lo primero en lo que se piensa es en crecer en su concepción más tradicional de aumentar ventas. Pero más allá del crecimiento tradicional de ventas basado en los mismos productos y en los mismos mercados la empresa puede, de hecho deberíamos decir DEBE, plantearse horizontes más amplios que le permitan pensar qué va a hacer la empresa para ganar dinero en el largo plazo, lo que esencialmente equivale a responder a dos preguntas:

¿Cómo crecer?

¿Dónde crecer?

Y es aquí donde se abre un abanico de opciones diferentes a las tradicionales, que si bien son “normales” dentro del mundo de la gran empresa, son menos habituales en la mediana y pequeña empresa. Estamos hablando de opciones de crecimiento vía adquisiciones, fusiones, alianzas estratégicas, integración vertical, internacionalización, diversificación. Opciones y vías de crecimiento que cada vez se van a dar con más frecuencia en este grupo de empresas que son las que generan el mayor número de empleos. ntc-acelerando-crecimiento-str-corporativaSi estas opciones de lo que llamamos una estrategia      corporativa no se llevan a cabo con más frecuencia, es por un principio de parálisis y miedo a lo desconocido, no formar parte de la cultura de la organización, no saber cómo afrontarla ni gestionarla porque no se ha hecho antes. Además crean una falsa sensación de pérdida de control y de tener que compartir “algo” (decisiones, poder) que hasta ahora estaba bajo nuestro único y personal control. A ello hay que añadir que un crecimiento vía estrategia corporativa requiere de una buena planificación, un control y un seguimiento diferente al empleado hasta ahora en nuestra gestión de la empresa y seamos reacios a cambiar. La gran pregunta es ¿qué nos impide o nos hace rechazar contemplar verdaderamente una opción de crecimiento estratégico? Si verdaderamente creemos que una de esas opciones es la que debemos llevar a cabo:
  • el dinero no debiera ser un freno, si el proyecto es bueno se consigue
  • cómo llevarla a cabo tampoco debería ser un freno: si no tenemos equipo y recursos dentro de la propia organización se busca ayuda puntual fuera.
Ejemplos de crecimiento corporativo: Si la decisión es ganar dimensión, masa crítica, sinergias o entrar en otros mercados a través de “asociarnos” con otra empresa, ya sea vía adquisición o vía fusión (en este último caso no se requiere desembolso de capital), no se trata de salir corriendo a comprar una empresa, sino de empezar firmemente a estudiar proactivamente qué empresas puedan aportarnos valor y marcarnos un horizonte temporal para llevar a cabo esta decisión. La forma de cómo hacerlo, cómo analizar la empresa y cómo aproximarse a la misma, se puede buscar fuera si no podemos, no sabemos hacerlo nosotros o no tenemos recursos internamente. 1-1-3 Puede ocurrir también que lo recomendable sea asegurar el suministro de alguna materia clave de nuestro negocio y en consecuencia tomemos la decisión de comprar o fusionarnos con un proveedor (integración vertical). O al revés, que queramos estar más cerca del cliente final y entenderlo mejor, o que nuestra dependencia de un cliente sea tan grande que convenga asegurar las ventas comprando ese cliente. En ocasiones, más que una unión definitiva como supone la fusión o adquisición de una empresa, lo que convenga sea una cooperación duradera con otra empresa en forma de alianza estratégica, que también cambiará nuestra forma de trabajar, pero nos permitirá compartir instalaciones, generar economías de escala (una empresa se concentra en una parte del proceso y la otra en otra), acceder a otros mercados (yo distribuyo tu producto en España y tú el mío en Alemania, o entre las dos empresas que tienen productos complementarios pueden llegar conjuntamente a nuevos mercados). Muy en boca de todos está hoy en día la internacionalización como forma de crecimiento. Por desgracia, en muchas ocasiones se toma como medida defensiva en lugar de como una estrategia de crecimiento corporativo que es la única forma de tener éxito pues se convierte en un eje primordial en la gestión de la compañía. Y al hablar de internacionalización habrá aún que distinguir entre exportar o ser una empresa que actúa, de verdad, a nivel internacional. La diversificación es otra de las opciones de crecimiento corporativo, aunque suele ser más arriesgada al suponer la entrada en un negocio no relacionado con el original y por tanto en el que todo es desconocido. Sin embargo, bien planificada, puede ser una gran decisión. Dicho todo lo anterior tenemos que volver a la pregunta inicial:
  • ¿Por qué no nos planteamos estas opciones como una forma de crecimiento?
  • ¿Qué nos detiene verdaderamente a contemplarlas y llevarlas a cabo?
  • ¿No será que quizás estamos pensando demasiado en el círculo íntimo que nos rodea y no queremos abrirnos a otras oportunidades?
Links interesantes: Acelerando el crecimiento de la empresa y los resultados, muy bien, de acuerdo, pero ¿Cuándo?¿Cómo?¿Es ahora el momento? Acelerando el crecimiento y los resultados Comprar una empresa Fusión una buena alternativa Revisión de la estrategia

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Reestructurarse para crecer: ¿un contrasentido?

by Ignacio Pare in Dirección y Estrategia

La palabra Reestructuración referido al mundo de la empresa se vincula, en particular en estos años de crisis, a la reducción de puestos de trabajo, algo que ha sido, y continúa siendo, un tabú en las empresas y en la sociedad. Pero hablar de reestructuración no debe ser un tabú, va mucho más allá de sólo una reducción de puestos de trabajo. Supone cambiar las formas de trabajar y de hacer las cosas dando un nuevo enfoque al negocio que implican cambios importantes para todos.

Restructurarse para crecerComo gestores responsables de empresa debemos plantearnos la reestructuración desde una perspectiva positiva.

El mercado cambia, la demanda se mueve, la tecnología influye en nuestros sistemas internos y en cómo la sociedad interactúa y consume, lo que hoy aún se vende y consume, mañana puede que ya no. Y no podemos obviarlo: tenemos que cambiar de forma planificada el “ordenamiento” previo que hasta ahora nos había dado resultados, es decir, reestructurarnos.

Lo “fácil” es quedarse quieto y esperar, pero ¿es esto lo fácil y cómodo, o es miedo y cierto grado de irresponsabilidad empresarial? Por mal que nos pese, más bien se trata de esto último: miedo al cambio, a no saber qué hacer ni por dónde empezar. Y la excusa suele ser “no tengo dinero ni tiempo para hacer todo lo que tendría que hacer”. Pero no nos engañemos, es casi siempre una excusa, y es mucho más caro no hacer nada que “invertir” en hacer esos cambios. Con tiempo y planificando se pueden hacer muchas cosas, pero para ello necesitamos afrontar la situación con valentía, mente abierta, estar preparados al cambio, a explorar nuevos terrenos y, desde luego, a aplicar una buena dosis de ingenio.

La evolución de nuestra empresa nos envía signos evidentes de que algo está pasando:

  • Reducción continuada de ventas
  • Reducción de márgenes
  • Cambio en la tendencia de consumo de tu producto.
  • Aparición de nuevos competidores
  • Productos alternativos y sustitutivos
  • Cambios tecnológicos en nuestro sector o en el mercado
  • Aumento de la velocidad de respuesta al mercado que no podemos dar
  • Reducción de los costes de producción que no podemos igualar
  • Cambios geográficos de nuestros clientes industriales que siguen a los suyos y se van

Pero, ¿queremos de verdad ver esos signos?, ¿los ignoramos en la práctica?, ¿sabemos qué hacer con ellos?

Es aquí donde el tiempo de actuación juega un papel fundamental en lo que será la reestructuración de la empresa. Tomar una decisión temprana para examinar la empresa en profundidad y ponerla “patas arriba” es fundamental. Afrontar cambios de calado nos da miedo, y como se trata de cambios profundos, son siempre traumáticos, pero unos lo son más que otros y cuanto más tardemos, más traumático será el cambio y a más gente afectará. El tiempo no es un buen compañero de viaje en estos casos.

Un buen proceso de reestructuración permitirá a la empresa, de entrada, detener el proceso de reducción, adaptarla a su nuevo tamaño, relanzarla y, por qué no: crecer. Depende de la voluntad y la determinación para QUERER hacerlo, y esa es precisamente nuestra responsabilidad como gestores.

“Hacer que los cambios pasen” será seguramente difícil desde dentro y con las mismas personas de siempre, porque es muy difícil cambiar lo que siempre hemos hecho igual en una trayectoria que no hemos podido revertir y con la misma gente. Se ha de mirar con ojos objetivos y “no contaminados”, eso sí, ojos que sepan entender e interactuar con los de dentro. Y no se trata de un ejercicio de consultoría que nos diga lo que hay que hacer, porque lo que se ha de hacer es ACTUAR y no sólo decir lo que se ha de hacer. Y aquí es donde puede jugar una papel fundamental la figura del Interim Manager, que no sólo acordará qué hacer sino que hará que las cosas pasen.

Así pues una reestructuración empresarial se ha de ver como un proceso de cambios profundos para hacer que la empresa tenga un futuro, que muy probablemente será diferente a la forma de hacer y concebir el negocio que tenía hasta ahora, pero con un nuevo enfoque que asegure su viabilidad futura. Y lo pronto o tarde que iniciemos ese proceso será la medida de la profundidad de esos cambios y la medida del éxito de los mismos. Perdamos pues miedo a la reestructuración y veámosla como nuestra aliada para asegurar el futuro de nuestra empresa y permitir que pueda crecer.

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