Los resultados de la Cuenta de Explotación es lo primero que nos vienen a la cabeza, pero y la tesorería, y la estrategia y las inversiones de crecimiento, ¿no cuentan? …
A muchos directivos les gustaría disponen de un cuadro de mando para gestionar la empresa y los que disponen de él, siendo una herramienta eficaz e imprescindible, se preguntan si no podría ser más sencillo de utilizar. Es la eterna pregunta de gerentes, propietarios e inversores.
Normalmente asimilamos el “cómo va la empresa” a los resultados de explotación. Resultados positivos, la empresa va bien, negativos va mal. Si bien es bastante cierto, esta similitud tiene sus matices y riesgos, muchas veces no es el único criterio. Has oído hablar de “murieron de éxito” “Tan bien como iban, ¿Qué pasó?…
Veamos unos ejemplos en que la similitud es cuestionable:
Tenemos resultados pero no podemos pagar porque los clientes no pagan, ¿Son los resultados lo único que importa o también la caja?.
Tenemos resultados pero la competencia está bajando precios porque tiene una maquinaria mucho más eficiente que la nuestra, ¿Son los resultados actuales lo único que importa o tendremos que hacer inversiones con impacto en la caja, ¿Cuál es el nivel de inversión adecuado entonces?.
Tenemos resultados pero el mercado está cambiando mucho y dentro de poco nuestros productos dejaran de ser atractivos, ¿Son los resultados actuales lo único que importa o tendremos que invertir en estrategia, I+D, marketing, …?
Y como estos, muchos otros casos …
En efecto, cuando incorporamos el futuro en nuestras decisiones nos entran las dudas porque en el fondo y aunque no seamos plenamente conscientes, lo que tenemos en mente, lo que realmente nos importa, es optimizar los resultados actuales y los futuros.
Existe un indicador poco conocido, que podríamos decir que es “El indicador” que tiene en cuenta estas dudas. El EVA (Economic Value Added) es un indicador que siendo algo difícil de calcular es muy útil a nivel de Gerencia, propiedad e inversores. Desde hace años conocido y utilizado por grandes compañías y que también puede utilizarse en medianas empresas.
La idea conceptual de EVA es disponer del valor de la compañía en cada momento o en cada toma de decisión. De forma muy simple, imaginemos que alguien nos llama a la puerta y nos dice que nos quiere comprar la empresa justo en el momento que tenemos que tomar una decisión importante.
En nuestra decisión podemos tomar la alternativa A que hace bajar algo los resultados del este ejercicio pero sube el valor de la compañía ya que proporciona unos mayores resultados en los próximos años. La alternativa B mejora algo los resultados actuales pero reduce los resultados futuros y el valor de compañía.
El comprador está esperando nuestra respuesta ¿Nos dejamos llevar por la alternativa A de resultados a corto o la B que maximiza los resultados futuros?. La respuesta es por ninguna de las dos. Si tuviéramos implementado el EVA en nuestra compañía sabríamos el valor de compañía en cada caso y entonces la decisión sería muy simple, la alternativa que de mayor valor de compañía. Si bien este es un caso en que la utilización del EVA es patente, una adecuada implementación de él permite utilizarlo en decisiones más del “día a día” y en el seguimiento del funcionamiento de la empresa permitiendo ver las actividades y decisiones que aportan y destruyen valor a la compañía.
Esto ha sido sólo una pincelada del EVA, en posts siguientes hablaremos de cómo implementarlo y utilizarlo.
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